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Publicada en diario "Clarín", Buenos Aires, 07 de Agosto de 2004

TRADICIONES RELIGIOSAS: HOY SE CELEBRA EL DIA DEL PATRONO NACIONAL DEL PAN Y DEL TRABAJO

San Cayetano, un fenómeno argentino de fe y solidaridad


Su culto en el país creció durante la crisis del 30 hasta transformarse en un polo de acción social. En la iglesia de Liniers, cada dos minutos alguien deja una donación. Para hoy se espera una multitud.

 


Sibila Camps

San Cayetano no es el patrono del pan y del trabajo. Lo ignoran los miles de fieles que se le acercan desde hace días. Pero la necesidad no siempre tiene cara de hereje.

"Yo estuve en su tumba, en Nápoles: ni siquiera ahí le dan calce. San Cayetano murió en Nápoles en 1547 y resucitó en Buenos Aires en la década de 1930", afirma Simón Imperiale, organista del templo desde 1958. "El patrono del trabajo es San José —aclara—. San Cayetano es el patrono de la Providencia".

Con tantos años detrás del Hammond (San Cayetano no tiene órgano de tubos), el maestro Simón se ha convertido en la memoria de la parroquia. Ahora que la suya empieza a resbalar —tiene 84 años—, él mismo recurre al cuadernillo que escribió, única investigación y registro histórico de una veneración que ha cambiado al compás de la Argentina.

"La del 30 era una crisis tremenda, para la gente y también para los curas —recuerda—. Pero la de ahora es cuatro veces peor".

Hombre cultísimo, Imperiale pudo establecer que fue en esos años y como respuesta a esa crisis, cuando el párroco Domingo Falgioni (1928-38) impulsó la devoción a San Cayetano. Mandó imprimir una estampita en la que presentó al santo con espigas de trigo. Así cristalizó la tradición de repartir espigas cada 7 de agosto, surgida unos años antes y ajena a la vida del santo.

El párroco siguiente, Juan Di Falco (1938-45), fundó una cooperativa con comerciantes, vecinos y fieles. Sirvió para recaudar dinero para sostener la obra parroquial y ampliar el templo, pero también marcó el inicio del desarrollo del barrio de Liniers.

A excepción de las multitudes de cada 7 de agosto, San Cayetano continuó siendo una parroquia como tantas otras. ¿Cuándo comenzó a latir sola, autónoma, por la fe de los peregrinos? Los colaboradores más antiguos recuerdan la última dictadura militar. "Habían prohibido ciertos cantos —rememora Imperiale—. Aquí estaban miedosos, decían que iban a liquidar a algunos curas que estaban con el pueblo".

"Desaparecieron algunos scouts del santuario —confirma el párroco actual, Gerardo Castellano—. La gente venía en multitudes. En un momento en el cual no podía expresarse, halló un lugar donde sí podía hacerlo, aunque fuera para expresar su fe".

Imperiale se acuerda de las visitas de Saúl Ubaldini, durante la presidencia de Alfonsín. "Venía todos los 7, con cámaras. La CGT quiso hacer una manifestación, pero el párroco no lo permitió, e hicieron una misa en el campito de al lado", comenta.

En el medio, el desempleo se plantó en dos dígitos. Las amas de casa se acercaron al atrio a buscar empleadas domésticas. Así surgió la bolsa de trabajo. La brecha entre ricos y pobres impuso los talleres de capacitación: "Venían de un ambiente donde no conocían el manejo de electrodomésticos ni de productos de limpieza", explica Lucía Larisson, a cargo de la Oficina de Empleo.

Las fichas se mantienen en 3.500 (el 60% del Gran Buenos Aires), para quienes hay unos 2.000 puestos estables o transitorios por año. Dos tercios son para empleadas domésticas, y el resto para otros oficios. "Apareció mucha gente que no sabía leer ni escribir, y surgieron los cursos de alfabetización", agrega Larisson. Se sumaron los de peluquería, albañilería, carpintería, panadería, computación, entre otros.

Un día, los fieles comenzaron a llegar con espigas. Otro día, con alimentos y ropa. ¿Cuándo? En la historia de la parroquia, las fechas no parecen tener importancia. Los voluntarios hablan de 1970, cuando un terremoto causó 70.000 muertos en Perú, y los curas pidieron cambiar las ofrendas de velas y flores. Pero Imperiale lo niega y ubica las donaciones hacia principios de los 80.

Llegaron con víveres, ropa y también medicamentos: así nació la farmacia. "La gente celebra con nosotros las grandes fiestas: para el Día del Niño trae juguetes; para marzo y diciembre, útiles escolares, libros y guardapolvos; para Navidad, pan dulce, turrones y hasta sidra", comenta la hermana Renée (74), ágil organizadora del depósito.

Una parte se extiende durante la cena de Nochebuena, para unas mil personas que no tienen con quién compartirla. Otra, en el comedor comunitario que, desde hace 13 años, sirve cada noche 180 platos. Otra, en el hogar de día para chicos de la calle.

Renée conoce el rostro más hermoso del ser humano: el templo atestado de donaciones, por las inundaciones; el ajetreo de centenares de voluntarios. "Lo de Santa Fe fue grandioso", sonríe. Un rostro anónimo, que obligó a construir una tolva y un tobogán, pues "la gente no quería que se supiera quién traía las cosas".

Cada dos minutos, alguien desliza una bolsita. "Ahora traen menos cosas. O medio paquete", admite la religiosa. Aun así, sobra para el barrio y va a otras zonas. "Acá viene la necesidad, no hay que ir a buscarla", apunta el padre Castellano. "Y después, se nos vino el anillo demográfico —agrega Renée—: San Cayetano atiende a todas las villas". ¿A cuántos? "La estadística no cabe en la ofrenda", comenta Elena Murray (75), cuyas planillas dan cuenta de lo recibido y entregado.

Aunque se espera un desfile incesante —la Autopista Perito Moreno cerrará la salida de Alvarez Jonte desde las 12 hasta las 2 de mañana—, en los últimos años vienen menos fieles. El párroco señala que proliferaron las capillitas de San Cayetano.

"Viene uno por la familia, porque no tienen para el colectivo", señala Noris Lencina, desde 1983 pionera de las carpitas de la cola que anoche tenía 15 cuadras. "No pueden volver tarde al barrio porque es inseguro", acota el padre Castellano. La santería situada en el atrio advierte: "Protegida con estación de alarmas". A veces, la necesidad tiene cara de hereje.


 
  http://www.clarin.com/diario/2004/08/07/sociedad/s-04615.htm