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"Clarín", Buenos Aires, 12 de Octubre de 2010


Los chicos indígenas, con peor acceso a la educación

Menos del 15% logra terminar la escuela secundaria. Un informe de Unicef reconoce avances en la primaria, pero afirma que la calidad educativa sigue siendo deficiente. El analfabetismo en muchas comunidades supera ampliamente la media nacional.


Sibila Camps.

La Constitución garantiza a los pueblos originarios “el derecho a una educación bilingüe e intercultural”. Sin embargo, los chicos y chicas indígenas son los que más dificultades tienen para terminar la escuela primaria y los que reciben educación de peor calidad. Son pocos quienes pueden aprender en su propio idioma, y menos aún los que llegan a completar la secundaria.

“En los últimos 30 años se avanzó mucho en escolaridad primaria, y en reconocimiento de la identidad de los pueblos indígenas”, reconoce Elena Duro, coordinadora del Diagnóstico socioeducativo de los niños, niñas y adolescentes indígenas de la Argentina, que acaba de concluir Unicef Argentina, y que Clarín adelanta en exclusiva. “Pero aún persisten condiciones inaceptables de exclusión”, agrega (ver Indicadores negativos...).

El trabajo está basado en la Encuesta Complementaria de Pueblos Indígenas (ECPI), realizada por el INDEC en 2004-2005. Entonces se asumieron como indígenas o como descendientes de primera generación 600.329 personas (es probable que tras el Censo 2010, la cifra sea superior). Se identificaron 31 etnias, cuatro de ellas más numerosas: mapuche, kolla, toba y wichí.

Las dos últimas tienen niveles críticos de analfabetismo : 19,5% los toba y hasta el 23,4% los wichí; en los mbyá guaraní, llega al 29,4%, mientras que la media nacional es del 2,6%. En la mayoría de los pueblos, al menos la quinta parte de los jóvenes y adultos no terminó la primaria, con picos dramáticos entre los mbyá guaraní (54%), los wichí (52%), los pilagá (39,8%), los chulupí (39,5%), los chorote (37,5%) y los toba (35,2%). En general, no llega al 15% la población que completó el secundario. Y apenas el 4,8% alcanzó un título superior.

El 89% no recibe clases en su lengua. “El costo de sostener una lengua originaria es muy alto. Los pueblos que todavía la hablan son los que están en peor situación de salud, educativa y de pobreza –señala Duro–. Si bien reconocemos avances en la primaria, los tránsitos que hacen por la escolaridad son de pésima calidad : están de 5 a 7 años y salen sin las competencias básicas, ni en la lengua originaria (cuando la tienen), ni en la segunda lengua. En la Argentina no hemos encontrado aún las respuestas más efectivas de la enseñanza bilingüe e intercultural. En nombre de un hipócrita respeto por la cultura del otro se ha excluido durante décadas a las poblaciones originarias, y en esto hay una cuestión de derechos”.

Comienzan más tarde la escuela, se alejan cuando deben trabajar con su familia, y repiten de grado entre tres y cuatro veces más. El 65% de los chicos wichí tiene 3 años o más de retraso en la escuela primaria. “El panorama de la educación intercultural es bastante crítico –sostiene la especialista–. Hay déficit de bibliotecas y de materiales didácticos, en especial en las escuelas rurales; pero sobre todo se nota una deficiente formación de los recursos humanos que trabajan en comunidades indígenas. Las escuelas de calidad que atienden a población indígena son la excepción”.

El económico es uno de los principales motivos de deserción. Sobre todo, de que no accedan al secundario: deben salir a trabajar, muchas adolescentes forman pareja y quedan embarazadas, en especial en los pueblos más excluidos; no hay escuela cerca de la comunidad ni plata para pagar una pensión, y los caminos son malos; les cuesta comprender lo que se enseña y además, en el aula, la discriminación se hace sentir.

En la fecha de la ECPI casi no existían becas escolares para los pueblos originarios. Esto ha mejorado, pero Clarín no pudo establecer en qué medida, ya que el funcionario encargado del área en el Ministerio de Educación no atendió a la consulta.

“Las causas de abandono en adolescentes indígenas están más claras que en los no indígenas. Para estos chicos, el subsidio universal, políticas de becas y una mejora sustantiva en la calidad de los servicios son prerrequisitos indispensables”, reclama Duro. De todos modos, el informe destaca que las becas escolares “no son suficientes si no vienen acompañadas de programas que logren motivar y generar interés en la educación formal como proyecto de vida personal y de apoyo a la comunidad”.

“Es el mayor atraso en políticas de infancia en el país, aún reconociendo los avances –sostiene la experta–. La deuda aún es demasiado grande, para un país que crece al ritmo de la Argentina y con un porcentaje tan minoritario de pueblos originarios. No hubo esfuerzos sostenidos, ni decisión de invertir en recursos ni dinero. Invirtiendo en estrategias, tiempo y recursos se notan cambios. Son decisiones políticas y de alianzas con los líderes indígenas, que es preciso promover cada vez más”.

http://www.clarin.com/sociedad/educacion/titulo_0_352164863.html
   
 

Indicadores negativos también en salud, empleo y jubilación


Si bien los kolla y los mapuche –dos de las etnias más numerosas– se hallan en una situación más ventajosa, los indicadores sociosanitarios de la mayoría de los pueblos originarios denotan décadas de postergaciones.

Su mortalidad es más elevada: en los mapuche, las personas mayores de 65 años representan el 6,1% y en los wichí, el 3,1%, frente al 9,9% registrado para el total de la población del país. (ver nota completa)

 
 

Aún no tiene fecha el juicio por el crimen de un diaguita


A un año del asesinato de Javier Chocobar (69), vocal de la comunidad diaguita de Chuschagasta (Tucumán), los tres acusados siguen en libertad, a la espera de un juicio aún sin fecha. Se trata del terrateniente Darío Amín y los ex policías Luis Humberto “El Niño” Gómez y Eduardo Valdivieso, a quienes el fiscal Adolfo Suasnábar imputa, en su pedido de elevación a juicio, el homicidio calificado de Chocobar y la tentativa de homicidio calificado de otros dos indígenas. Uno de ellos, Andrés Mamaní, presidente de la comunidad, estuvo internado cuatro meses y quedó con gravísimas secuelas. (ver nota completa)