Sibila CampsArtículos destacados
   
   
Publicada en diario "Clarín", Buenos Aires, 5 de octubre de 2008


 
   
 

Tierra de analfabetismo y pobreza

 

Si bien existen quienes la promueven, la venta de bebés tiene en Misiones "una base fundamental: la situación de marginalidad, la falta de educación sexual y la promiscuidad", resume el diputado y sacerdote Ricardo Buiak.

Según datos del primer semestre de 2007, el 37,1% de sus habitantes vive bajo la línea de pobreza. Cerca del 40% de la población son niños menores de 14 años, de los que el 60% es pobre. Otro 10% tiene entre 15 y 19 años; de esa franja provienen casi todos los embarazos adolescentes (21%).

No es casual que a los primeros años de la escuela media sólo asista el 56,4% de los chicos. En una provincia con el 6,1% de analfabetos (la media nacional es del 2,61%), en su gran mayoría adultos, hay sin embargo un 10,7% de deserción escolar en menores, y un 5,5% de chicos que nunca fueron a la escuela. "Si justificamos con que somos pobres, entonces vale todo -objeta la vicegobernadora Sandra Giménez-. Algo tenemos que hacer para que el vínculo madre-hijo no se rompa, para que el embarazo se planifique, para que haya educación sexual".

Informe: Agencia Posadas

BUSCAN EVITAR QUE LA PROVINCIA SE CONVIERTA EN UNA "FABRICA DE BEBES


El sistema de adopciones en Misiones, bajo sospecha

En un año, 500 chicos fueron dados en adopción o en guarda. La gran mayoría de las parejas interesadas llegan desde distintos puntos del país: aquí los padres biológicos pueden elegir a quién entregar su hijo. Denuncian ventas de bebés.


Sibila Camps
Enviada especial a Misiones

“Venían muchas clases de autos, y yo veía que no eran de acá, porque la tierra era de otro color", revela Eva. Llueve, y el barro sanguinolento la acorrala en su minúscula vivienda del Barrio Tiro Federal, de Oberá. Se refiere a sus vecinos de mitad de cuadra -quince personas amuchadas en una cajita de madera-, cuyas dos hijas mayores, adolescentes, vendieron a sus cuatro hijos, según asegura Eva. Un relato que brota sin esfuerzo en las barriadas de varias ciudades de Misiones, y que desvela a las autoridades y a legisladores provinciales.

En diciembre de 2000, la jueza en lo Civil y Comercial N° 1 de Oberá, Aída Araujo Vázquez de Moreira, fue destituida cuando su marido, el abogado Claudio Moreira, apareció en Canal 13 pidiendo un depósito de dinero en una cuenta bancaria compartida, para una supuesta maniobra irregular con una adopción. Ese año, la jueza había firmado 103 adopciones.

Pero las cifras siguieron subiendo: en 2007, los seis juzgados misioneros que abordan este trámite otorgaron 262 adopciones plenas y 237 guardas con fines de adopción, la mayoría en Posadas y en Oberá. Imposible cuantificar la otra modalidad, la venta con supresión de identidad (el bebé es anotado como hijo de los adoptantes).

El 92% de los 794 inscriptos en el Registro Único de Aspirantes a la Adopción no vive en Misiones. Los jueces suelen privilegiar la entrega directa (los padres biológicos eligen a quién dar su hijo), lo que da lugar a "una intermediación económica que utilizan redes y grupos creados para negociar con la vida y la situación de reproducción de madres vulnerables", señala la diputada provincial Sandra Montiel.

El abogado Rafael Pereyra Pigerl los describe como "grupos de tareas que buscan panzas e instigan a dar en adopción, por dinero o por lo que fuera".

Después del escándalo de la ex jueza -cuyo estudio integra la decena de bufetes obereños dedicados sólo a adopciones-, "se difundió aún más que acá hay una fábrica de bebés, y fue mayor la avalancha de adoptantes, por lo que se encareció la venta", afirma el diputado provincial Ricardo Buiak, quien fue párroco de Oberá. Habla de hasta 40.000 pesos por toda la "operatoria", de los que la madre no recibe más de 4.000. "Misiones es un crisol de razas, y la mezcla de gringos y criollos da 'un buen producto'", ironiza Buiak.

Los testimonios fluyen a cara descubierta en cualquier diálogo, también en Jardín América, San Vicente, San Pedro y el Gran Posadas. "Yo no pagué -cuenta un remisero porteño que años después regresó a Oberá con su hija adoptiva. Sí ayudamos a la madre durante el embarazo, y le cubrimos la atención médica".

La "ayuda" es en efectivo y/o en provisiones, mientras que el "pago contra entrega", en ocasiones son electrodomésticos. Y el argumento, que intenta disculpar la transacción, supone que ese niño estará mejor con los adoptantes, que mendigando por las calles.

"Con el tema de la justificación de la pobreza no se sabe adónde va el bebé. ¿Y si va al tráfico de órganos? ¿A la pornografía infantil? ¿Al exterior? Detrás hay una red nacional e internacional", afirma la vicegobernadora, la pediatra Sandra Giménez.

"En Oberá se sabe quiénes son los remiseros que llevan a las parejas de afuera a los barrios pobres, los hoteleros que las alojan, las clínicas que atienden los partos. Si las enfermeras hablaran... Como era sacerdote, me contaban que atendían un parto, y en otra habitación estaban los adoptantes, con los papeles del Registro Civil ya hechos -cuenta Buiak-. A otras embarazadas las sacan de la provincia y las llevan a Buenos Aires, Córdoba o Rosario; tienen el bebé, lo dejan y se vuelven a su pago".

Estos son los casos con supresión de identidad, uno de los pocos delitos punibles en esta maniobra, ya que la venta de bebés no está penada en la Argentina. Las adopciones a través de juzgados, en cambio, se presentan como legales. "Lo ilegal son los métodos por los que se llega a ellas", apunta Zulma Quintana, coordinadora de Cáritas en Oberá, institución que articula el flamante Consejo de Garantía de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes.

Pero aún los procedimientos judiciales son paradójicos. Como los juzgados no tienen trabajadora social, los aspirantes presentan su propio informe socioambiental. "La madre biológica no tiene recursos para mantener al hijo, pero 'paga' al abogado que patrocina la entrega en guarda; eso vicia las adopciones -observa otro abogado, que pidió reserva de su nombre-. Nunca la acompaña un defensor oficial: ¿qué asesoramiento jurídico puede tener, si los honorarios los pagan los adoptantes?"

Mientras legisladores y autoridades debaten soluciones de fondo, en el último mes hubo tres ventas frustradas por denuncias de familiares.

"Lograr que la sociedad misionera lo acepte como problema y lo enfrente es un desafío -rescata la vicegobernadora-. Necesitamos ver por qué se rompen nuestros vínculos; si no, somos una sociedad filicida. Pero los que demandan, los que pagan, son de Buenos Aires, de Córdoba o de Santa Fe".
Colaboró: Agencia Posadas

 

   
 

"Los que querían a mi bebé me ayudaban con plata"


 

Kevin toma la teta, crece saludable y duerme ajeno a las goteras que empapan las dos piezas de madera, en el precario Barrio San Miguel. Se ha convertido en el bebé más famoso de Oberá desde que el 27 de julio, en pleno parto en la Clínica Bertoldi, su abuela paterna denunció a la Policía que estaba por ser vendido a un matrimonio de Buenos Aires.

Sandra Vera (20) lo desmiente, y asegura que la intención sólo fue engañar a la pareja, para conseguir ayuda económica. Sea cual fuere la verdad, su relato demuestra que el negocio existe. Habla en su nombre y en el de su pareja, Jorge Sebastián Armoa (19), tarefero (cosechero de yerba mate). "No teníamos trabajo, estábamos en una situación difícil y decidimos hablar con esa familia, a través de la doctora Lencina". Se refiere a la misma abogada que hace poco más de un año intermedió en la entrega de la segunda hija de Sandra a otra pareja de Buenos Aires (la mayor, Olivia Pamela, de 3 años, vive con ella).

"Un hombre, don Gustavo, que está en la salida al centro, que tiene una Nissan blanca, me encontró en la calle y me contactó -cuenta-. La doctora Lencina me llevó a la clínica y me hicieron los estudios; me iban a cuidar los 40 días después del parto, nada más". Sandra cuenta que quienes querían comprar a su bebé "vinieron tres veces; me ayudaban con mercadería y me daban plata: a veces 150 pesos, otras 250".

Gatos y perros de pelos embarrados se entrecruzan en la casilla con los cinco hermanos menores de Sandra y con su madre, María Isabel Núñez (38). Viuda, al igual que su yerno es tarefera, y "cuando vamos de campamento, quince días al mes, llevo a todos los chicos, así que a la escuela no van".

Cuando hay mucha necesidad, no se piensa en esa idea -insiste Sandra, sin aclarar demasiado-. Cuando las criaturas empiezan a llorar y a pedir pan..." "Era para pasar el momento difícil, nomás -agrega su madre-. Sabíamos que no iba a pasar nada porque no había nada firmado".

   
 

Explosiva demanda del resto del país

 

Licenciada en trabajo social y en antropología, la diputada provincial Sandra Montiel también propuso restringir las adopciones a quienes acrediten al menos cinco años de residencia en Misiones.

De los 794 inscritos en el Registro Único de Aspirantes a la Adopción, 727 no viven en la provincia. El número de solicitantes de Misiones incluso se redujo en los últimos cuatro años: 93, 74, 82 y 67 en lo que va de 2008.

La demanda extraprovincial, en cambio, ha crecido "en forma desmesurada", señala Montiel: 480 aspirantes en 2005; 556 en 2006; 653 en 2007; y 727 en lo que va de este año.

Limitar las adopciones al ámbito local "va a permitir que los chicos dados en adopción queden en Misiones, y la Justicia pueda realizar un seguimiento para saber cómo está con su nueva familia", plantea la legisladora.

Publicada en diario "Clarín", Buenos Aires, 6 de octubre de 2008


LAS AUTORIDADES ENFRENTAN UNA PROBLEMATICA DIFICIL DE RESOLVER

 

Misiones no entregaría niños en adopción a gente de otra provincia


 

Es una de varias medidas en estudio para evitar la venta encubierta de bebés.

 


Sibila Camps
Enviada especial a Misiones

Ernesto Azarkevich
Corresponsal en Posadas

El gobierno de Misiones analiza la posibilidad de suspender la entrega de niños en adopción a personas que no residen en la provincia, para evitar la venta encubierta de bebés. Es una de las varias medidas en estudio, para atacar de fondo una problemática difícil de resolver. Tan compleja resulta, que los tres poderes conformaron un espacio interinstitucional, "con la propuesta de suspender la adopción extraterritorial, hasta que se revise cada uno de los procesos", cuenta la vicegobernadora, Sandra Giménez. Además, "el gabinete social está articulado para combatir la pobreza, con la que se justifica la pérdida de valores" que implica la venta de bebés, señala Giménez.

El 37,1% de los misioneros vive bajo la línea de pobreza. Para acotar "la adopción irregular de bebés basada en la pobreza", el 24 de septiembre, el gobernador Maurice Closs anunció un subsidio de mil pesos para 10.000 embarazadas de bajos recursos, desde enero de 2009. Se pagará en tres cuotas de 200 pesos a partir del sexto mes de gestación, y los 400 restantes en el momento de inscribir al hijo como propio.

"Debemos trabajar el vínculo madre-niño: hay algo que se rompió -no es normal que uno quiera desprenderse de los hijos-, y algo que nosotros no hicimos como sociedad; una sociedad en la que unos compran y otros venden niños, y en el medio, alguien gana dinero", resume Giménez, quien es pediatra.

Misiones y Santiago del Estero son las únicas provincias que admiten aspirantes a adopción que residen en otras provincias. Los relatos de las propias madres biológicas y de sus familiares, como también numerosos testimonios "posteados" en foros, confirman que muchas adopciones, técnicamente legales, encubren ventas. Existen además ventas con supresión de identidad, en las que el recién nacido es inscripto como hijo biológico de los adoptantes.

Pero la venta de personas no es delito en la Argentina. En 2003, nuestro país adhirió al Protocolo Relativo a la Venta de Niños, la Prostitución Infantil y la Utilización de los Niños en la Pornografía, que complementa la Convención de la ONU sobre los Derechos del Niño. Allí se prohíbe la venta, definida como "todo acto o transacción en virtud del cual un niño es transferido por una persona o grupo de personas a otra a cambio de remuneración o de cualquier otra retribución". Pero el Estado argentino aún no cumplió con el compromiso de sancionar leyes que castiguen la intermediación y venta de niños.

El 18 de septiembre, la Cámara de Representantes misionera aprobó una comunicación en la que pide a los legisladores nacionales por esa provincia que promuevan la incorporación al Código Penal del delito de comercialización de niños, niñas y adolescentes.

El subsidio a las embarazadas "no soluciona la cuestión de fondo -afirma el diputado Ricardo Buiak, autor del proyecto-. Habría que apostar más a la educación de los adultos, al acompañamiento a las embarazadas, a que el hospital público tenga más seguimiento y los medios suficientes para acompañar a las madres". Ex párroco de Oberá -el distrito más cuestionado por el caudal de adopciones-, Buiak ha presentado otro proyecto para limitar el problema. Apunta a que los gobiernos provincial y nacional incrementen e intensifiquen los controles vehiculares y de personas en las rutas de tránsito y de salida de Misiones, donde también son captadas muchas chicas por las redes de trata para explotación sexual.

Se complementa con otras iniciativas de la diputada Sandra Montiel: numeración correlativ de los certificados de nacimiento, donde deberán constar -entre otros datos- las huellas dígito plantar derecha del bebé y la del pulgar derecho de la madre; la creación del Registro Unico de Madres Biológicas, que también les fija requisitos para la entrega en adopción; y sanciones para los empleados públicos que alteren o supriman la identidad de las personas. "Hay que mejorar la legislación y dar garantías a todos", dijo a Clarín la vicegobernadora.