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Publicado en “Clarín”, Buenos Aires, 19 de marzo de 2007


UN COMITE CIENTIFICO LATINOAMERICANO IMPULSA BAJAR AL 20% LA TASA DE GEMELOS Y AL 1% LA DE MELLIZOS

 


Buscan reducir los embarazos múltiples por fertilización asistida

 

Suponen un alto riesgo para la madre y los bebés que las parejas muchas veces desconocen, como mayor prematurez y tasa de mortalidad. Las nuevas técnicas permiten implantar un número reducido de embriones.


Sibila Camps

Si tener un hijo buscado es una bendición, esperar trillizos o incluso mellizos suele desatar un ataque de pánico. Paradójicamente, los partos múltiples son más frecuentes a partir de tratamientos de fertilización asistida; lo que ignoran las parejas, son los riesgos para esos bebés tan deseados. Por eso, los especialistas en reproducción asistida se han puesto de acuerdo para reducir la gestación de embarazos múltiples.

Los quintillizos Riganti y los sextillizos López ya quedaron muy lejos en la historia de la fecundación asistida. "Hemos pasado por dos etapas: la primera, que terminó hace más de diez años y fue un escándalo, se debía básicamente a los malos métodos. Hoy en día, cuanto mejor es el laboratorio, menos embriones transfiere", señala el doctor Jorge Blaquier, director regional de la Red LARA (Red Latinoamericana de Reproducción Asistida), que agrupa a más de 150 centros.

No se trata de ahorrarles gastos, trabajos y horas de sueño a los futuros padres, sino de evitar graves problemas de salud. En primer lugar, para la madre: si tiene más de 40 años -algo frecuente en mujeres encintas tras un tratamiento de fertilización-, la multigestación aumenta los riesgos de hipertensión y diabetes gestacional, advierte el doctor Sergio Papier.

Sea por concepción natural o asistida, en un embarazo múltiple hay más probabilidades de que alguno de los fetos muera, o de que sufra un retardo en el crecimiento intrauterino, lo que a su vez puede estar asociado a malformaciones. Pero las amenazas más serias se vinculan con la prematurez, con lo que eso conlleva: bajo peso, inmadurez y, por lo tanto, mayor riesgo de mortalidad perinatal. Para un bebé único, la tasa de mortalidad en esos 12 meses es del 2%, pero se eleva al 30% cuando son gemelos, al 62% en caso de trillizos, y al 95% cuando son cuatrillizos.

El registro 2003-2004 de la Red LARA -los últimos datos procesados- consigna que en un embarazo simple hay un 85,1% de probabilidades de parto a término. Pero cuando hay dos bebés en el útero, sólo el 37,7% llega a las 37 semanas, y el 54,7% nace entre las semanas 32ª y 36ª.

En caso de trillizos, el 63,6% asoma al mundo con 32 a 36 semanas de gestación, y el 28,5% permanece en el útero apenas de 20 a 31 semanas. Y si los bebés son cuatro, el 62,2% no llega a las 32 semanas.

También el peso de los bebés disminuye cuando hay más de uno: el 54,8% de los mellizos y el 66,5% de los trillizos pesa entre 1,250 y 2,500 kilos. Cuando nacen de a tres, el 20,9% pesa apenas entre 0,900 y 1,250 kilo.

Para que tenga chance de sobrevivir, el bebé debe tener al menos 24 semanas de gestación y pesar como mínimo 500 gramos, señala el doctor Gustavo Goldsmidt, secretario del Comité de Estudios Fetoneonatales de la Sociedad Argentina de Pediatría.

La prematurez extrema implica "insuficiencia pulmonar y asistencia respiratoria mecánica en terapia intensiva, con los riesgos que conlleva de displasia broncopulmonar, neumotórax y aumento de la morbilidad", precisa Goldsmidt. Esos bebés que nacieron "sin terminar" suelen tener que remontar otras patologías, agrega el neonatólogo, como "hemorragia intraventricular, retinopatía del prematuro -con su posterior peligro de ceguera- enterocolitis necrotizante, y riesgo de infecciones".

"Con el adecuado manejo de la asistencia respiratoria mecánica, con estrategias apropiadas de alimentación, y normas de control de la infección en la unidad de cuidado intensivo neonatal (UCIN) se puede disminuir los riesgos", agrega Goldsmidt. Pero si son muy pequeños y muy prematuros, "sobreviven a un costo de atención por mucho tiempo, una atención multidisciplinaria con kinesioterapia y estimulación precoz". Esto, a su vez, se traduce en gastos inimaginables: un día de internación en UCIN cuesta entre 1.000 y 1.500 pesos, o incluso más. Y algunos bebés pueden llegar a estar internados más de dos meses.

El Registro LARA consigna un 32,8% de gestaciones gemelares y un 9,9% de triples. "Desearíamos que sólo el 20% de los embarazos sean dobles y el 1% triples", expresa el doctor Blaquier. Y eso se logra seleccionando embriones y mejorando las técnicas.

En sintonía con ese objetivo, el doctor Sergio Pasqualini señala que "muchos centros de Europa pregonan la transferencia de un solo embrión". En mujeres de menos de 37 años, las probabilidades de gestación no aumentan porque se transfieran más embriones, pero sí crecen las probabilidades de embarazo múltiple.

El problema es conjugar las evidencias científicas con la ansiedad de la pareja, sus recursos económicos para sumar nuevos intentos, y la edad de la mujer. Y las parejas, afirman los especialistas, no tienen conocimiento de los riesgos que implica un embarazo múltiple. "Pero se les explica de tal manera, que la mayoría termina aceptando -comenta Papier-. Finalmente, el médico de cabecera es el responsable de la decisión de cuántos embriones hay que transferir".

Pero el mayor peligro de un embarazo múltiple reside en las técnicas de baja complejidad, en particular en la estimulación ovárica, que consiste en suministrar drogas para que la mujer pueda generar más de un óvulo. Aún así hay alternativas para acotar la amenaza de mellizos o trillizos: ecografías para saber cuántos folículos se formaron, pasar a una técnica de alta complejidad, o aspiración selectiva de algunos folículos. "Si se formaron más de tres de determinado tamaño, a la señora la guardamos en un armario", bromea Blaquier.

"Antes, tener éxito era lograr el embarazo, más allá del número de bebés -resume Pasqualini-. Hoy, el éxito es un bebé sano, y que sea uno".


http://www.clarin.com/diario/2008/03/19/sociedad/s-03015.htm

 
 
   
 

Qué mejoró en tres décadas


 

Desde la concepción in vitro de Louise Brown, hace 30 años, las técnicas de fertilización asistida de alta complejidad han progresado mucho y permiten reducir las gestaciones múltiples. Sergio Papier detalla mejoras en varios aspectos:

- Manejo de la paciente: drogas más eficaces para la estimulación ovárica.

- Laboratorios: mejores medios de cultivo, buen manejo del medio ambiente con filtros especiales, buen equipo de estufas para mantener el medio de cultivo y los embriones, personal bien entrenado.

- Técnicas para transferir embriones: con catéteres o cánulas mucho más delicados, y con control ecográfico.

La Red LARA (www.redlara.com) pone énfasis en la capacitación y la actualización de los médicos y técnicos que trabajan en los centros asociados, para lo cual cuenta con talleres online.

   
 

TESTIMONIO

"Cuando me dan trabajo pienso:
‘Dios, yo quería uno’"

En la casa de Norma Maldonado (39) y Claudio Fernández (40), el lavarropas echa a andar dos veces por día. Juntos desde hace 15 años, buscaron un hijo durante siete años. No tuvieron suerte en dos tratamientos de fertilización asistida, y cambiaron de profesional. Sabían que el tercer intento sería el último, por motivos económicos: Norma es vendedora en un bazar, y su esposo trabaja como técnico en CITEFA. También conocían en detalle los riesgos de un embarazo múltiple.

"Los primeros meses tenía mucho miedo", admite Norma. Ambos agradecen al obstetra, que los llevó al servicio de neonatología y los preparó para lo que vendría. "Veía a unos chiquititos todos conectados, y me daba impresión -describe Norma-. Pero al ver cómo los cuidaban, me fui tranquila".

A los tres meses de gestación, uno de los fetos había crecido tan poco, que pensaron que se perdería. "Yo no quería perder a ninguno", cuenta la madre. Fue Nicolás, que nació -a las 33 semanas- con 1,250 kilo; Enzo pesó 1,700 y Lautaro, 2,020. Pasaron diez días en terapia intensiva y cinco semanas en neonatología. Hoy, con casi 4 años y medio, Nicolás pesa 4 kilos más que sus hermanos.

"Cuando me dan un poco de trabajo, pienso '¡Dios mío, yo quería uno!'. Pero ya están los tres acá, y uno los disfruta", afirma Norma.


http://www.clarin.com/diario/2008/03/19/
sociedad/s-03104.htm